Columna publicada por la Sen. Mónica Fernández Balboa en diario Tabasco HOY.
El primero de diciembre próximo México vivirá un cambio sin precedente. Será el comienzo de un nuevo tiempo con un nuevo gobierno emanado de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que optaron por una profunda transformación. Durante décadas el país se estancó; el deficiente crecimiento económico sólo sirvió para profundizar las desigualdades entre una enorme mayoría y unos cuantos. Han sido tiempos en los que el autoritarismo y la insensibilidad se convirtieron en el modo de operar de una clase política distante del pueblo.
Es así que llegaremos al próximo sábado para arrancar un proceso histórico. Hay muchos y graves problemas. Sin embargo, la energía social que se expresó en las elecciones de julio es un impulso que debemos mantener para hacer realidad el cambio que la ciudadanía demanda y necesita. Surgirán críticas, pero eso no debe desanimar a nadie. Es natural en una sociedad plural y democrática que las falsas unanimidades no tengan cabida. Hay nueva manera de hacer política que en los siguientes años seguirá siendo el instrumento fundamental para la transformación que ha propuesto el Presidente López Obrador. Si las cosas continuaran igual, de poco hubiera servido la expresión de los ciudadanos que decidieron con su voto que el gobierno actúe distinto.

Desde el Congreso hemos hecho reformas para que la nueva administración tenga instrumentos que le permita ser más eficiente, que atienda el reclamo de la sociedad para acceder a un sistema de justicia que cumpla con su responsabilidad y para que todos puedan participar directa y democráticamente en las decisiones; revisamos la estructura orgánica del Ejecutivo; habrá nuevas Secretarías, pero más allá del cambio de nombre o de su ubicación, los cambios son para que puedan asumir plenamente la responsabilidad con resultados óptimos. La nueva etapa de México requiere de la colaboración de todos, basada en la confianza y en la certeza de que el gobierno sabrá responder a las necesidades de los ciudadanos. La esperanza y el entusiasmo con el que se empeñaron y por el que votaron tendrán una recompensa que será un futuro promisorio para las actuales y las próximas generaciones. Esa será la Cuarta Transformación de México.
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