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Una Suprema Corte prudente y serena

 

  • Texto publicado por la Sen. Mónica Fernández Balboa en Publímetro.

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación es uno de las instituciones fundamentales de la democracia mexicana y el trabajo que realiza es de enorme trascendencia en la división de poderes, pues entre otras de sus atribuciones además de constituir la última instancia en caso de controversias judiciales y, en consecuencia, impartir justicia, garantiza que las acciones del Ejecutivo y el Legislativo se apeguen a la Constitución.

Es por eso que el artículo 35 de la Carta Magna y en la Ley Federal de Consulta Popular establece que ese órgano judicial revise y determine la procedencia o no de las consultas populares consagradas como un derecho ciudadano.

En este caso, se trata de un asunto de enorme relevancia pues se tienen que cuidar todos los aspectos formales de la legalidad y, al mismo tiempo, actuar con criterio jurídico para resolver sobre las peticiones que, en su caso, realicen el Presidente de la República, el Congreso de la Unión y al menos el 2 por ciento de los ciudadanos registrados en el padrón electoral.

La Corte tiene que resolver la solicitud del Presidente de México para consultar el próximo año a la ciudadanía si está de acuerdo o no en que se investigue y, en su caso, se sancione a cinco expresidentes ante la posible comisión de delitos. En ese sentido, sin dudas el máximo tribunal se ajustará a lo que establece la Ley y se hará prevalecer el Estado de Derecho que todos debemos respetar.

Las y los ministros que conforman la SCJN deberán actuar con prudencia y serenidad, sabiendo que es de gran interés la discusión que se exprese en su sesión del 1 de octubre. Las y los mexicanos debemos tener confianza en que todos los integrantes de la Corte analizarán, reflexionarán, argumentarán y resolverán basados en la razón y lo que mantendrá a salvo el prestigio y la credibilidad del Poder Judicial.

 

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Indispensable mantener política de apoyo a mexicanos en EU

 

La relación entre México y Estados Unidos es de una enorme complejidad por la interacción que hay en nuestras fronteras, por el intenso y permanente intercambio comercial, pero sobre todo porque en aquel país viven millones de personas de origen mexicano. Esas mujeres y hombres contribuyen a diario al desarrollo de la región de Norteamérica.

Muchas de esas personas han tenido que dejar sus lugares de origen para ir en busca de un empleo y una forma de vida que responda mejor a sus necesidades y aspiraciones. Hoy el funcionamiento de la economía norteamericana sería impensable sin la participación de las y los mexicanos que laboran en todo tipo de tareas y que en la enorme mayoría son personas con historias de vida extraordinarias y que sin duda son mujeres y hombres de bien.

En ese sentido, la postura que ha adoptado México es la de defender con inteligencia y mediante de la diplomacia los derechos de los paisanos que viven en la Unión Americana. Nuestra política se sustenta en los derechos humanos universales y en su protección a través de una amplia red de consulados que tienen como prioridad que se hagan valer y se respeten sus derechos.

 

 

En los tiempos de campaña es común que se exacerben los discursos y, en ocasiones, se recurra a la estridencia para llamar la atención de los electores. Entender esto es fundamental para actuar con prudencia y evitar caer en actitudes que pudieran interpretarse como intervencionistas de la parte mexicana.

De cualquier forma, las autoridades mexicanas deben estar pendientes de que se respeten los derechos de nuestros connacionales y hacer a un lado a posibles declaraciones que solo se inscriben en el ámbito de las contiendas electorales. De igual manera, es indispensable mantener una política de apoyo a las comunidades mexicanas que están en aquel país y sostener un diálogo permanente entre gobiernos para encontrar soluciones viables a los múltiples problemas que padecen nuestros paisanos. Lo que se requiere son respuestas constructivas y evitar caer en dimes y diretes que solo enrarecen más las relaciones entre ambos países

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La vacuna contra la politización

  • Texto publicado por la senadora Mónica Fernández en el periódico Publímetro.

 

Politizar un tema de salud pública resulta inadmisible desde cualquier circunstancia y punto de vista. Las condiciones de vida de la población no deben ni pueden ser entendidas desde la perspectiva del poder. Por el contrario, si hay un tema estrictamente humano ajeno a la política, es el sanitario. Por ello, es que en el caso de la pandemia se han unido los esfuerzos de los científicos, de la sociedad civil, de empresarios y por supuesto de diversos gobiernos.

El problema de salud que ha causado el COVID-19 exige la participación de todos. Se trata de un tema en el que la solidaridad internacional y humanitaria es fundamental para salvar la vida de millones de personas, en especial de aquellas que padecen las mayores desventajas económicas y sociales, como es el caso de la mayoría de la población que viven en los países latinoamericanos.

 

Al tratarse de una pandemia que no respeta edad, género, condición económica o social, en el momento en que se cuente con la vacuna y que ésta haya pasado todas las pruebas científicas que garanticen su efectividad e inocuidad en cuanto a consecuencias secundarias, es cuando deberá estar disponible para todas las personas.

En el caso de México, el Presidente de la República ha señalado con toda claridad que el acceso a la inmunización será universal y gratuita. De esa manera, sin que haya fines de lucro de cualquier tipo, todos los individuos tendrán acceso a ella.

La intervención y colaboración de la academia, organizaciones civiles y de diversos gobiernos impide que se intente obtener alguna ventaja política e incluso económica. Nuestras sociedades han madurado democráticamente de manera importante y quien pretendiera darle a la vacuna un uso distinto al de la salud seguramente sufriría el rechazo y el repudio social.

En pocas palabras la vacuna de antemano está vacunada en contra de la politización. Nadie debe intentar lo contrario.

Aún sin vacuna, las medidas preventivas pueden hacer la diferencia

Texto publicado por la senadora Mónica Fernández Balboa en el periódico Publímetro. 

 

La pandemia del Covid-19 ha resultado una tragedia de dimensiones planetarias, ante la que México, como el resto de las naciones, reaccionó y puso en marcha una estrategia de contención a través del confinamiento de la población, entre otras prevenciones.

En materia médica, la atención no tiene la eficacia que todos quisiéramos a partir de las limitaciones que impone la realidad y el avance científico: no hay un fármaco que cure la infección, y no hay todavía disponible una vacuna que la prevenga.

 

Mientras éstos recursos médicos no existan, las medidas preventivas pueden hacer la diferencia, al igual que lo hace la labor heroica del personal sanitario.

Entretanto, ha sido relevante la actuación del gobierno mexicano para garantizar en su momento que nuestro país cuente con las dosis de inmunización que se requieran.

Cabe recordar que en marzo pasado, cuando en una etapa temprana los países que componen el G-20 llevaron a cabo una cumbre mundial sobre la pandemia, el Presidente de México consideró urgente “que la Organización de las Naciones Unidas controle lo relativo al comercio de medicamentos y equipos en virtud de la escasez y el fenómeno del acaparamiento”.

Un mes después, una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, impulsada por México, pidió al Secretario General que “busque formas de garantizar que todos los necesitados, particularmente en el mundo en desarrollo, tengan acceso libre, justo y rápido a las vacunas y otros medicamentos para combatir el virus COVID-19”.

Hace unos días, finalmente, el Gobierno de México firmó con la ONU y la Organización Mundial de la Salud un convenio para garantizar el derecho a la salud para la población mexicana, mediante compras conjuntas y esquemas de licitación internacional abierta, de medicamentos y vacunas, que aseguren las mejores condiciones de precio y calidad.

En ese sentido, México ha actuado de manera correcta al participar y apoyar la investigación para resolver el problema de salud que enfrentamos en todo el mundo. Es muy importante que nuestro país, pero sobre todo las y los mexicanos puedan recibir la vacuna, más aun si tomamos en consideración que la pandemia podría durar un largo tiempo, como lo han señalado las autoridades sanitarias nacionales e internacionales.

Lamentablemente, hay diversos grupos sociales que son más vulnerables y que es indispensable atenderlos para evitar que se siga extendiendo ese mal. Por eso, es adecuado que el gobierno mexicano promueva la solidaridad internacional y busque que el pueblo se beneficie de la vacuna de manera pronta en cuanto haya certeza de que las vacunas funcionan y no tienen efectos colaterales en las personas que las reciban.

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Lo más importante es la salud de los mexicanos

  • Texto publicado por la senadora Mónica Fernández Balboa en el periódico Publímetro.

 

La expansión del COVID-19 por todo el mundo además de los problemas de salud y el lamentable fallecimiento de muchas personas obligó a los gobiernos a cerrar sus economías y que funcionaran estrictamente para lo indispensable. Esa situación que se agudizó en el segundo trimestre del año provocó una caída del crecimiento a nivel global. En ese contexto, México no podía ser la excepción.

La producción y las inversiones se han detenido. Por tanto, una de las medidas más urgentes que se requieren es que las empresas vuelvan a trabajar y que los planes que tuvieron que ser pospuestos se inicien lo más pronto posible. De esa forma, se recuperará el empleo. Al haber nuevamente flujo de recursos también se reactivará el consumo y con ello la economía en general.

 

Por su parte, es fundamental que los gobiernos federal y estatales mantengan políticas sociales que auxilien a la población para garantizar que puedan resolver sus necesidades como se ha venido haciendo con los sectores mas vulnerables.

Sin embargo, hay que tener presente que lo más relevante es cuidar de la salud de las personas. Por ello, es indispensable que el retorno de las actividades económicas se haga en el marco de una estrategia que permita ir abriendo de manera gradual, adaptándonos a una nueva normalidad y respetando todas las recomendaciones sanitarias para evitar un nuevo brote de la pandemia.

En ese proceso, es indispensable que las empresas actúen de manera solidaria y apoyen a sus trabajadores, como ha sucedido en muchos casos. Pero también todos los mexicanos debemos apoyar a los demás consumiendo lo que se produce en el país y los servicios que se ofrecen. Es necesario impulsar el mercado interno.

En ese sentido, debe fortalecerse el diálogo y la coordinación entre órdenes de gobierno, empresas y trabajadores para recuperar lo más pronto posible la actividad en los sectores estratégicos de nuestra economía, considerando el efecto multiplicador que tienen. El esfuerzo conjunto permitirá que México restablezca en el corto plazo la ruta del crecimiento, supere una crisis sin antecedentes en el país y en el mundo y retomemos un desarrollo con justicia para todos.

 

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Nuestro petróleo

Texto publicado por la Sen. Mónica Fernández Balboa en diario Tabasco HOY

México es y ha sido un país petrolero. Gracias a la expropiación que en 1938 hizo el presidente Lázaro Cárdenas, nuestro país logró la soberanía sobre sus recursos naturales estratégicos como son los hidrocarburos. La mayor parte de nuestras reservas se ubican en Tabasco, Campeche y Veracruz. 

En los últimos años, en México y en Tabasco, la actividad petrolera ha venido disminuyendo a causa de una política energética equivocada, que apostó primero por abandonar a PEMEX y luego se dedicó a impulsar la participación de empresas extranjeras para hacer el trabajo que en origen correspondía a PEMEX. Así se hicieron cambios, al amparo de una malentendida Reforma Energética, que lo único que hizo fue entregar nuestros recursos, mediante contratos, sin que hasta ahora se vean beneficios para el país.

Se dejó en abandono el sistema nacional de refinación, compuesto por seis plantas distribuidas en distintas zonas del país. Lo único que ocasionó la destrucción de PEMEX es que ahora tengamos que importar alrededor del 70% de los combustibles que se consumen en el país, ya que las refinerías trabajan al 40% en promedio y en algún caso, como Salina Cruz, permanecen cerradas por largo tiempo. López Obrador se comprometió a que durante su administración México recuperará su capacidad de producción de crudo que hoy está a la baja y, a su vez, en lugar de exportarlo en su estado natural, para luego comprarlo en el extranjero.

Este domingo se anuncia un nuevo plan nacional de refinación con el que después de 40 años se comenzará a construir una nueva refinería. La nueva refinería, además de mayores recursos para la inversión en exploración y extracción de hidrocarburos, es un gran paso para la modernidad de nuestra entidad, crecimiento de empleos que ayudarán a los tabasqueños, pero lo más importante es que nos colocará como país en la ruta de la recuperación de la soberanía energética.

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Democracia participativa

Texto publicado por la Sen. Mónica Fernández Balboa en diario Tabasco HOY

Lamentablemente, aún hay quienes piensan que la democracia se agota cada tres o seis años para elegir a los gobernantes o representantes políticos y que luego no hay que volver a consultar a quienes otorgaron el mandato. Tenemos derecho a opinar, los tiempos en que sólo tenían voz algunos grupos o sectores, ya sea desde los partidos o de organizaciones, que se arrogaban la representación de toda la sociedad deben terminar.

El ejercicio de consulta nacional del nuevo aeropuerto internacional de México inauguró una nueva forma de hacer las cosas en el país. Las decisiones importantes dejaron de tomarse de manera cupular. De ahora en adelante, nada será igual. La población dio nuevamente una muestra de madurez al intervenir directa y ordenadamente en una consulta inédita, que el próximo gobierno voluntariamente se comprometió desde la campaña a respetar. 

Está sucediendo un cambio profundo. Se trata de construir un nuevo régimen, una forma distinta de hacer política para el beneficio colectivo. Estoy convencida de que siempre será mejor preguntar a la ciudadanía que ignorarla. No hay que tener miedo a escuchar y acatar las decisiones de las mayorías.

El resultado más trascendente de la consulta es este, que tengamos confianza en los ciudadanos. Si los escuchamos, si mantenemos el diálogo abierto, avanzaremos en la construcción del país que todos anhelamos. Cuando el gobierno o el poder legislativo tengan que tomar decisiones trascendentes, es indispensable consultar al pueblo. Tal vez algunos se sienten desconcertados y temerosos. Es natural, porque venimos de una larga noche en que la voz del pueblo fue ignorada.

Si bien nuestra Constitución reconoce ya el derecho de los ciudadanos a participar en consultas de interés nacional, consideramos que debemos ir más allá, por eso proponemos adicionar las figuras de referéndum y plebiscito. Esta es la nueva realidad, esta es la forma en que aspiramos a que se gobierne el país. Esta es la 4ta transformación de la República.

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