Texto publicado en Publímetro.
La relación entre Estados Unidos y México se ha caracterizado por una gran complejidad e intensidad, en ocasiones por temas de coyuntura, aunque siempre han estado presentes aspectos estructurales, lógicos entre dos naciones que si bien muchas veces coinciden en otras difieren por la perspectiva e intereses de dos culturas de países independientes.
Sin embargo, esa agenda se ha ido resolviendo gracias a una constante voluntad de encontrar respuestas conjuntas a las cuestiones a través de la diplomacia y el estrechamiento amistoso.
Como resultado de las asimetrías económicas entre México y Estados Unidos la migración es un tema que ocupa uno de los lugares primordiales de nuestra agenda.
En los últimos tiempos, ha cobrado mayor relevancia, toda vez, que se ha incrementado el paso por nuestro territorio de amplios grupos sociales que provienen principalmente de Centroamérica y ello exige que mediante el diálogo se encuentren soluciones para evitar el tránsito de esas personas, al tiempo de garantizar el respeto a sus derechos humanos.
En ese sentido, el gobierno mexicano ha puesto en la mesa la necesidad de apoyar el desarrollo de la región, en especial de los centroamericanos, para favorecer su permanencia en sus países de origen.
De igual forma, entre los asuntos que es necesario fortalecer la colaboración entre las dos naciones está el tráfico de armas que afecta a nuestra seguridad, así como los flujos financieros legales e irregulares que requieren la cooperación internacional.
Existen otros temas sobre los que se requiere ir construyendo mayores acuerdos como es el cuidado del medio ambiente e incluso el comercio de algunos productos específicos.
Pero de manera prioritaria es urgente trabajar conjuntamente para hacer frente la pandemia del Covid-19, la cual exige indiscutiblemente la cooperación internacional por su impacto en toda la humanidad.
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