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Texto publicado por la presidenta del Senado, Mónica Fernández Balboa, en el periódico Publímetro.
Evitar que la justicia sea nulificada por el poder de la corrupción es un reto al que se enfrenta toda nación en la que este cáncer social se haya desarrollado.
Hemos visto en México diversos ejemplos de cómo, las instituciones de seguridad han hecho su trabajo y han logrado aprehender a importantes delincuentes.
Lamentablemente también hemos visto que en muchas ocasiones la corrupción ha permeado, como la humedad, en muchas instituciones del Estado, para permitir la impunidad a través de la corrupción en unos casos, y de la agresión y violencia en otros.
Frente a los cuerpos de seguridad y los funcionarios judiciales, la frase de “plata o plomo” ha sido por décadas divisa de las bandas de criminales.
La reciente ejecución de un juez federal y su esposa en la ciudad de Colima indignó al pueblo de México y volvió a encender una alerta nacional sobre la necesidad de proteger a quienes forman parte del Poder Judicial, para evitar que los delincuentes se salgan con la suya, y agudicen el ambiente de violencia en que vivimos.
Proteger a los juzgadores y demás instancias de procuración de justicia es una tarea compleja que involucra al conjunto de las instituciones del Estado.
Si prevalece la impunidad y el temor en la aplicación del Derecho, por supuesto no sólo se pervierte la actuación judicial, en realidad se lesiona la tranquilidad social, la comunidad queda a merced de la delincuencia, y la función del Estado queda en entredicho.
A la vigilancia permanente que ejerce el Consejo de la Judicatura Federal para revisar cualquier denuncia y corregir y sancionar las anomalías detectadas, debe sumarse la colaboración de los demás poderes.
Las áreas de inteligencia del Estado mexicano son vitales para encontrar y neutralizar posibles riesgos que enfrentan los jueces en casos relevantes y ante organizaciones criminales destacadas.
Creemos que es posible acabar con la impunidad, la corrupción y la amenaza, es un camino largo y hasta peligroso, pero es posible.
En el Legislativo hay tareas por realizar. Una de las más importantes es precisamente la Reforma Judicial, en cuyo marco podremos coadyuvar en el análisis y aprobación de nuevas normas que transformen de fondo a las instituciones de justicia.
En esto estamos trabajando.
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